Para la exoneración
de libros hay dos propuestas, la de extenderla 10 años y la de extenderla
solo 3, aunque hace un año se extendió solo uno, que como ya se cumple hay
necesidad de prorrogarlo nuevamente, todo en aras de la cultura o de los
bolsillos del empresario librero, o de ambos.
La ley sobre la
que se quiere hacer la prórroga es la Ley
N° 28086, la cual ha representado al Estado peruano un gasto de 269 millones
de soles en gasto, según dice el MEF.
Hace 16 años, lo
han venido recordando diversos medios de prensa, a la industria editorial se les dejó de cobrar el IGV (18 %) por
importación y venta; así como en el caso de donaciones. Y además del impuesto
a la renta a las regalías por concepto de derechos de autor, se les otorgó
reintegros tributarios, y otros beneficios arancelarios que debían durar doce
años. Y entonces llegó el 2015 y hubo que otorgar una prórroga hasta el 2018,
donde se dio otra que se extendió
hasta octubre de 2019.
Quizá el criterio
de "aumento de lectoría" usado por el MEF como argumento para
oponerse a las exoneraciones no sea el más adecuado, pero no le faltaría
razón si es que resulta verdad que los libros en el Perú tienen precios más
altos que en otros países y que no hay transferencia de precios al
consumidor.
Un tributarista
entrevistado por la prensa afirma que
podría mantenerse la exoneración, pero también promoverse otro tipo de
beneficios a la lectura, además de
ampliar la infraestructura para que las bibliotecas estén bien
equipadas, mientras que por otro lado un editor ha afirmado que las actuales exoneraciones han beneficiado
a las transnacionales, así como las
grandes editoriales peruanas o que pertenecen a consorcios extranjeros, y que
publican libros en cantidad, libros de texto. Estos últimos destinados a los
colegio concentran el 88 % de los proyectos editoriales, y cuentan con
beneficios tributarios, a pesar de no tener competencia.
Entre julio de 2016 a mayo de 2018 tres casas editoriales habrían concentrado
el 51 % de estos incentivos tributarios, siendo las empresas más beneficiadas las
editoriales Santillana, Norma, Lexicom y Corefo, principalmente.
Recapitulando. El
libro es un producto cultural. El objetivo debiera ser bajarlo de precio, no
aumentar la lectoría, lo cual, como producto de ello podría darse o no.
Quizá, nos atrevemos afirmar, que el
argumento de aumentar la lectoría es el ardid de ciertos empresarios para no realizar la transferencia de
beneficios que el MEF señala.
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viernes, 13 de septiembre de 2019
MEF DENUNCIA QUE EXONERACIONES NO SE TRANSFIEREN A LOS CONSUMIDORES DE LIBROS
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